In a Sentimental Mood

Nunca sabré porque acepté ese maldito trabajo. La paga no era mala, pero algo se removió en mi interior tan solo al escuchar aquella voz al otro lado de la línea.

Permítanme narrar en orden los hechos.

Llegamos al lugar acordado. Apenas puse un pie dentro del bar sentí nuevamente esa intranquilidad en las entrañas. El lujo del lugar me abstrajo completamente y le resté toda importancia… ¡Tonto de mí!

Comenzamos a tocar y con las primeras notas inició ese trance cadencioso que nos hermanaba de toda la vida: el jazz.

Tendríamos una hora tocando, cuando, con mayor intensidad regresó esa incomodidad, que se presentaba en odioso crescendo. Además, me invadió una sensación de repugnancia. Elevé el rostro en un intento por tomar aire fresco. El ambiente cargado de humo de cigarro aumentó esa nausea que trepaba en mi interior.

Las lentejuelas de colores vibrantes reflejando las luces del lugar, las hermosas cabelleras, el perfume impregnándolo todo, las personas bailando y las que conversaban animadamente… el ambiente hizo que anhelara habitar en esa realidad.

Me tranquilizaron lo exóticos cócteles que se beben con la mirada por sus colores provocativos, también hielan las puntas de los dedos al imaginarse sosteniendo las copas y se saliva al anticipar ese misterioso sabor.

En un segundo vi un rostro aterrador entre el público: era el rostro de un cadáver… al parpadear, lo perdí.

El latido del corazón era de muerte. En la primera pausa de mi instrumento, con una toalla sequé el sudor helado que me cubría. Intentaba controlar el intenso temblor y tomé un vaso de agua. Mi boca estaba seca.

La costumbre y la memoria muscular me regresaron en el momento preciso para mi siguiente entrada. La música fue creando un ambiente mágico: el piano y el contrabajo nos introducían en una atmósfera hipnótica, la batería ralentizaba el pulso de los presentes de forma letárgica. Todo esto era preámbulo a la fascinante entrada del saxofón.

Los aplausos, algún coqueteo y las sonrisas auguraba un gran éxito y nuestra contratación permanente. Recordé ese detalle de la llamada: ─El bar es nuevo y prospectado para audiencias de gran nivel. Ustedes son justo el grupo que estamos buscando.

La banda comenzó a tocar nuestro éxito: In a Sentimental Mood.

Me extrañó encontrarme en una parte tan avanzada del programa. Los músicos sabrán que el tiempo se hace elástico cuando se interpreta un repertorio tan disfrutable. La música transcurre a su propio tempo…

Siempre me enorgullecí de mi influencia “Coltrane”, de la cual hacía alarde en esa pieza. Nosotros interpretábamos la versión original, pero al tocar el saxofón, siempre entonaba en mi interior la versión cantada:

In a Sentimental Mood

I can see the stars come through my room

While your loving attitude

Is like a flame that lights the gloom.

Me invadió un rayo de malestar que se adueñaba ahora también de mis sentidos: el reflector laceraba mis ojos, el sonido de la banda adquirió un incomprensible color fúnebre, la atmósfera se cargó de un aroma rancio y descompuesto, el aire era tan pesado que lastimaba los pulmones en vano esfuerzo por respirar.

On the wings of ev´ry Kiss

Drift a melody so strange and sweet

In this sentimental bliss

You make my paradise complete.

¡Era imposible observar espectáculo más grotesco! Las personas parecían pantomimas de todo lo que alguna vez fue humano. Los lujosos vestidos se convirtieron en mortajas que no podían ocultar las formas cadavéricas y putrefactas, ni los escupitajos de pelo sobre los cráneos corruptos.

Rose pearls seem to fall

It´s all like a dream to call you mine

My heart´s lighter thing since

You made me this night a thing divine.

Horrorizado, me percaté de que mis pobres manos tocaban solas al adorado saxofón, sin poder detenerse. Con terror observé a mis compañeros tocar sonrientes, como si nada estuviera pasando.

El mobiliario estaba destrozado, sus terciopelos rasgados e invadidos de asquerosos gusanos y otros insectos naturales de la muerte.

En medio de aquellos despojos que se movían en espantosa danza macabra lo comprendí: La muerte se había apoderado de todo. Cada nota y cada compás nos aprisionaban en un In a Sentimental Mood que duraría minutos, horas, días… por toda la eternidad.

In a sentimental mood

I´m within a Word so heavenly

For I never dreamt that you’d be

Loving sentimental me.

 

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