EL ERROR DE FRANCISCO

Por el amor de Dios. Deja que te explique porq…

Sintió cómo su mejilla ardía y una sensación intensa de hormigueo recorría el lado izquierdo de su rostro.

En serio que eres un estúpido. No puedo creer que te hayas atrevido a hacerme esto.

Pero solamente fue una vez.

Claro, y yo nací ayer.

No me quedó otra opción, es la realidad. Temía que me descubrieras e hice todo lo posible porque no lo hicieras.

Si tan solo me hubieras avisado.

No lo habrías aceptado.

Esa era mi decisión, es lo que más me molesta.

Algunos vecinos ya se habían reunido afuera de la casa de Francisco y Nora, los gritos les perturbaron la transmisión del noticiero nocturno y decidieron salir para ver qué sucedía.

El matrimonio ya había impregnado la cocina de una atmósfera tensa, donde cada utensilio de cristal estaba a punto de quebrarse en pedazos.

Te juro que no volverá a pasar, Nora. Fue un impulso. Me llamó y no pude decir que no. Fue algo irresistible.

Tienes razón, será la última vez que lo hagas.

Nora, con los ojos húmedos y las mejillas coloradas a causa del coraje, tomó el cuchillo más grande que encontró en el organizador.

¿Pero qué demonios haces? —Confundido, Francisco dió unos pasos hacia atrás, la pared no lo dejó avanzar más. Era imposible escapar.

Te lo advertí—. Sentenció.

Nora, fuera de sí, inició lo que Francisco imaginó desde el momento en que su esposa tomó ese cuchillo afilado. Lo alzó por encima de su cabeza y lo atravesó al menos en cuatro ocasiones. Por los aires volaron como proyectiles trozos de carne de todos los tamaños. Un líquido marrón rojizo y pastoso se adhería al arma, provocando salpicaduras en el piso y muebles.

¡Ya basta, Nora! —Gritaba Francisco, con la voz entrecortada a causa de la impresión.

¿Tan mal cocino que prefieres pasarte a casa de tu mamá a comer y encima traerlo a nuestro hogar?

¿Qué querías que hiciera? Cocinó mole, mi comida favorita.

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