NO QUÉ NO

Según los entusiastas de la Inteligencia Artificial, esta tecnología “no le va a quitar el trabajo a nadie, excepto a aquellos que no sepan manejarla”. La pregunta es obvia: ¿qué diferencia hay entre una cosa y la otra?

Por eso es inevitable que vengan a la mente algunas palabras: “cuento”, “cuento chino” y “eufemismo”.

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española ofrece varias acepciones a la palabra cuento. La tercera dice: “relación, de palabra o por escrito, de un suceso falso o de pura ficción”; la quinta dice: “embuste, engaño” y para definir la conocida expresión: “cuento chino”, contempla la definición de “embuste”.

Para “eufemismo”, la misma fuente señala: “manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión, sería dura o malsonante”.

La expresión franca o recta de algunas ideas es, sin duda dura, muy dura, sobre todo para las víctimas.

He aquí que la compañía Amazon, ese gigante digital que ha acabado con infinidad de pequeñas empresas en el mundo, porque simplemente no pueden competir con un monstruo económico de miles de millones de dólares, ha decidido expresar con franqueza una idea clara:

La compañía anunció el despido de catorce mil de sus empleados en todo el mundo, “porque la Inteligencia Artificial, que es la tecnología más transformadora que hemos visto desde el internet, está permitiendo a las empresas innovar mucho más rápido que nunca”.

Esta misma empresa de tecnología, defensora del eufemismo de que la IA no le va a quitar el trabajo a las personas, o al menos no a quienes la sepan utilizar, ahora despide justamente a 14 mil personas que desde luego saben utilizar la tecnología y hasta ahora lo hacían con gran entusiasmo, creyendo que ese espejismo tecnológico los hacía más productivos.

Las cifras reales del tamaño de esta empresa son difíciles de conseguir. Pero para darse una idea, Amazon es una de las pocas megacompañías tecnológicas globales que acaparan el 7% del PIB mundial, algo parecido al Producto Interno Bruto de países como la India o Gran Bretaña.

Es el selecto grupo al que pertenecen también Nvidia, Google, Microsoft y Apple, empresas que “jalan los hilos” de la vida de prácticamente todo el planeta. Tan es así, que gracias a los productos de estas empresas, se puede escribir, distribuir y leer este texto en cualquier parte del mundo.

El tamaño de Amazon se atisba con algunos datos indirectos. Por ejemplo, este año se puso en marcha el Centro de Datos de Amazon Web Services –una de las divisiones de este gigante—en Querétaro, con una inversión de 5 mil millones de dólares.

Hay quien dice que la empresa tiene más de un millón y medio de empleados en todo el mundo. ¡Vaya usted a saber si es cierto! Suponiendo que lo sea, un recorte de 14 mil personas es ridículo, prácticamente imperceptible.

Lo interesante es que ese recorte se le achaca directamente y sin eufemismos a la Inteligencia Artificial, tal como dijo con todas sus letras Beth Galetti, vicepresidente Senior de Experiencia Humana y Tecnología en Amazon, en un mensaje enviado a sus trabajadores en todo el mundo, para explicar por qué se tomó la determinación:

Las reducciones que compartimos hoy son una continuación de este trabajo para hacernos aún más fuertes mediante una mayor reducción de la burocracia, la eliminación de capas y el traslado de recursos para garantizar que invertimos en nuestras mayores apuestas y en lo que más importa para las necesidades actuales y futuras de nuestros clientes”.

Por supuesto, la herramienta que se usa para lograrlo es la Inteligencia Artificial, que esta misma empresa promueve como la panacea para resolver casi cualquier tema de trabajo para la humanidad, prometiendo que “hace más fácil” todos los procesos, y con el consabido eufemismo de que la IA no le va a quitar el trabajo a nadie…más que a estas 14 mil personas, por lo pronto.

La Inteligencia Artificial le ha quitado también el empleo a innumerables personas que trabajaban en call centers; a empleados de aerolíneas, agencias de viajes; guías de turistas; recepcionistas; auxiliares administrativos; personal que atendía las reservaciones de cadenas hoteleras; vendedores de todo género de empresas; especialistas en mercadotecnia y un largo, largo etcétera, que puede incluir a todo tipo de industrias y en diferentes niveles de capacitación, sepan o no utilizar la IA.

Las muestras de cómo la tecnología en general –no sólo la IA—le quita el trabajo a las personas son evidentes en todas partes: por ejemplo, ya no hay secretarias; los ingenieros de vuelo (personas altamente capacitadas y con cualidades laborales muy superiores al promedio), ya no son requeridos. De hecho, los aviones modernos ya eliminaron el tercer asiento donde viajaban estas personas, cuya labor era fundamental para los vuelos seguros.

Así que el eufemismo ya perdió toda la efectividad que en algún momento pudo tener. El embuste ya es insostenible

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