MENOS MÁQUINAS Y MÁS HUMANIDAD

Al actor y director de cine, Charles Chaplin, se le atribuyen infinidad de frases ingeniosas, aunque nadie cite específicamente cuándo ni dónde se supone que las dijo o escribió y por lo tanto, es mejor dudar de su autoría, aunque sean interesantes.

Esta es una de ellas:

Pensamos demasiado y sentimos muy poco. Más que máquinas, necesitamos humanidad. Más que inteligencia, necesitamos bondad y ternura…sin estas cualidades, la vida será violenta y todo estará perdido”.

Sea o no de Chaplin, la reflexión resulta pertinente en esta época de violencia, cuando las máquinas están tomando más protagonismo que nunca y la inteligencia se vuelve cada día más artificial, incluso con el entusiasta apoyo de quienes pueden resultar afectados por su aplicación: las personas mismas.

Desde noviembre de 2022, cuando salió al mercado ChatGPT, una plataforma de Inteligencia Artificial generativa, que prometía –y aún promete—hacer mil cosas interesantes en tiempos récord y con mucho mayor eficiencia que cualquier persona, el entusiasmo por la aplicación de esta tecnología no ha hecho más que crecer, aunque sus resultados todavía están por verse.

Por ejemplo, se dice que 95 por ciento de los proyectos de IA generativa fracasan, ya sea porque las empresas donde se aplica no conocen a fondo su propio negocio o bien porque no tienen un equipo auténticamente experto en esta tecnología y por lo tanto los enfoques se pierden y los resultados simplemente no llegan.

Discusión aparte es el enorme costo de las aplicaciones de IA que le venden a las empresas los especialistas, que muchas veces ofrecen un Ferrari a quien necesita un vocho. No falta quien cae en el garlito y termina perdiendo gigantescas sumas.

Volviendo al tema, tenemos otro ejemplo: el estudio titulado “Retrato del México actual: consumo, social y político”, de la empresa ACSI Research, especializada en investigación de mercados e inteligencia de negocios, que encuestó a 2 mil 400 mexicanos y llegó a conclusiones interesantes:

Esta encuesta encontró que 61.3 por ciento de los mexicanos percibe que la aplicación de la Inteligencia Artificial se traduce en más desigualdad y más desempleo, pero al mismo tiempo, 80.5 por ciento de las personas asegura que esta tecnología debe promoverse y todos deben aprenderla, “porque nos hace más fácil la vida”.

La evidente contradicción puede ser motivo de muchos estudios, pero es claro que a los mexicanos, como a casi todos los habitantes del mundo, la IA les resulta atractiva, aunque sus resultados están todavía por verse y quizá pronto llegue el momento de tener mas humanidad, ternura y bondad, antes que inteligencia y, para colmo, “artificial”.

Otra evidencia de que el entusiasmo por la IA no garantiza siempre buenos resultados, la aporta un estudio de la consultora global Statista, según la cual, para el 2028 el comercio digital en América Latina podría superar los 205 mil millones de dólares de valor, impulsado por la Inteligencia Artificial, específicamente aplicada a las ventas al menudeo.

Los entusiastas dirían que hasta ahí, todo bien.

El problema que señala este mismo estudio, es que 70 por ciento de los proyectos de IA en este sector del comercio, nunca llegarán al éxito, porque la mayoría se pierde en desarrollos lentos e integraciones que nunca se concretan.

Y por supuesto, hoy todo el mundo quiere que las cosas sean más rápidas y más fáciles, y precisamente la Inteligencia Artificial se pinta sola para eso.

Estos juguetes que ya están disponibles para cualquiera, son capaces de hacer el trabajo que a un humano le llevaría semanas, o por lo menos días, en cuestión de minutos o segundos, así que quienes quieren que todo sea rápido, ya tienen su respuesta.

Pero nada es gratis en la vida, tal como perciben 6 de cada 10 mexicanos, quienes anticipan que la aplicación de la Inteligencia Artificial se traducirá en más desigualdad y más desempleo. Y sin duda así será, por más que las empresas de tecnología no se cansen en repetir, como mantra, el siguiente ardid: “la Inteligencia Artificial no le va a quitar el trabajo a las personas; pero sí se quedarán sin trabajo los que no sepan cómo manejar la Inteligencia Artificial”.

Por lo tanto, cabe preguntarle a los entusiastas de la tecnología, si realmente necesitamos tantas máquinas o bien nos urge más humanidad.

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