Vivo en la Colonia Condesa, un barrio donde los protagonistas no siempre son los humanos. Aquí, los perritos y los gatos ocupan el centro de la escena: los vecinos los pasean en carriolas, los alimentan con comida especial, y en sus cumpleaños organizan fiestas en restaurantes donde no falta el pastel elaborado especialmente para sus hocicos exigentes. Los invitados, por supuesto, también son de cuatro patas, vestidos para la ocasión y calzados con diminutos zapatitos que protegen sus almohadillas.
Cuando me atrevo a preguntar si tienen hijos, la respuesta suele ser rotunda:
—¡Qué va, de eso nada!
Así es. De eso nada. La tendencia es clara: cada vez hay menos bebés y más mascotas tratadas como miembros plenos de la familia. Me pregunté entonces cuáles son las ventajas y desventajas de tener perrijos y gatijos en lugar de hijos.
Los pros
Menor responsabilidad a largo plazo. Los animales no requieren la misma inversión emocional, económica ni de tiempo que los hijos humanos.
Flexibilidad. Adaptarse a nuevos horarios o mudanzas es más sencillo cuando se convive con mascotas.
Compañía y afecto. Un perro o un gato siempre ofrece cariño sin condiciones, compañía silenciosa y presencia reconfortante.
Costos más bajos. Aunque hay lujos —pasteles, ropita o spa—, criar un animal suele implicar menos gastos que formar y educar a una persona.
Los contras
Limitaciones en la relación. Por mucho amor que brindemos o recibamos, los animales no sustituyen la profundidad del vínculo humano.
Cuidado constante. Alimentar, pasear y atender a una mascota exige tiempo, disciplina y compromiso diario.
Problemas de salud o conducta. Las mascotas también enferman, envejecen y pueden necesitar atención veterinaria o entrenamiento especializado.
Asumir la decisión
Tener animalitos es una experiencia gratificante. Sin embargo, antes de convertirlos en sustitutos de vínculos humanos o en símbolos de estatus, conviene mirar con atención los pros y los contras. Al final, lo importante es asumir cualquier decisión —tener hijos, perros, gatos o todos juntos— con responsabilidad, cariño y conciencia de lo que implica compartir la vida con otro ser vivo.
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