EL EROTISMO NO TIENE FECHA DE CADUCIDAD

Mi primer recuerdo erótico fue a los diez años cuando jugando a las canicas con los otros niños de la privada, sucedió el momento en que Pepe, aquel niño flaco y desgarbado con sonrisa angelical, puso en mis manos unas canicas grandes y de colores tan intensos que contrarrestaban con la suavidad de su piel. Al rozar mi brazo mi piel se puso de gallina, me estremecí, sin saber lo que sucedía. Fue quizás un año después cuando se fijó en mi mente una fantasía con él; consistía en que en un momento me desmayaba y él complaciente me cargaba. Esta fantasía la pensaba una y otra vez durante el día porque volvía a experimentar ese sabroso cosquilleo.

Como sexóloga, atiendo problemas de disfunciones sexuales, parejas enamoradas que quieren entenderse mejor en la cama e historias fantásticas como Manuel, un hombre de ochenta y dos años con un deseo sexual hiperactivo.

Por mis años, a veces ya no me responde el cuerpo, pero mí imaginación erótica esa sí que no me falla.

Me platicaba de forma efusiva sobre la habilidad para seducir a las mujeres y, claro, para dominar este ámbito era necesario vivir de cerca el mundo del placer en los sentidos , ese que tanto gusta a las mujeres. “¿Sabe? —me decía—. El placer empieza en la imaginación.” En efecto, mis queridos lectores, el mundo del erotismo se genera primero en la mente, en el hipotálamo, como centro de control de funciones vitales y que está conectado con la respuesta sexual y la liberación de hormonas relacionadas con el placer, la corteza orbitofrontal que participa en la evaluación del placer y la recompensa, para finalmente distribuirse en todo el cuerpo por medio del sistema nervioso autónomo, y la liberación de neurotransmisores y hormonas, y Manuel, ese hombre de ochenta y dos años conectaba su cerebro al disfrute, aunque el pene pocas veces respondía.

En la adolescencia, el erotismo llega en oleadas fuertes viviendo experiencias inolvidables, los chicos lo tienen en la palma de sus manos y sí que lo saben disfrutar.

¿Sabes que la mejor edad sexual en la mujer es de los treinta a los cincuenta? Esto tiene una respuesta sencilla, ella se permite expresar el mundo erótico que ha callado por tantos años.

La cultura, la época y la sociedad influyen en el erotismo, en cómo se percibe y la manera de experimentarlo. Mamá nos contaba que en su casa estaba prohibido llevar blusas de manga corta o vestidos que se acercaran a la rodilla.

¿Por qué mami? —le preguntaba y ella respondía—Decía tu abuelita que era mostrar el cuerpo y eso era muy mal visto.

Ni que decir si mostrar las piernas, en esa época significaba erotizar. Al contrario, las fadas debían estar hasta los tobillos sin mostrar los mismos porque era la parte más sensual de la mujer que el hombre no debía ver, para siempre estar deseoso. Vaya que han cambiado los tiempos

Sea la época, la sociedad o la cultura, el erotismo es un privilegio de nuestra especie, así que a disfrutarlo.

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