Estás tumbado en el sofá, viendo tu celular, cuando de repente llega tu perro con un trozo de tela entre los dientes, queriendo jugar contigo. Al principio no le haces caso, pero insiste tanto que terminas por tomar el otro extremo de la tela y comienza el juego.
Él jala con fuerza usando el hocico, y tú tiras hacia el lado contrario con la mano. Ninguno cede, pero de pronto… ¡la tela se rompe!
Tu perro entonces se va y comienza a morder las patas de una de las sillas del comedor. Claro, es apenas un cachorro y quiere morder todo lo que encuentra a su paso. Pero notas algo curioso: le cuesta más trabajo romper la madera que la tela. ¿Por qué será?
Yo te daré esa respuesta, pero antes déjame explicarte algo rapidísimo.
Como sabrás, existe la famosa tabla periódica de los elementos. Ahí encontramos elementos como el hidrógeno, el litio, el sodio, el magnesio, el calcio, etc. Si combinas algunos de estos elementos, obtienes compuestos, como el agua (H₂O) o la sal (NaCl).
Y tanto los elementos como los compuestos están formados por algo más pequeño: los átomos, que son la parte más fundamental de la materia.
Los átomos, a su vez, están compuestos por protones, neutrones y electrones.
Los protones tienen carga positiva.
Los electrones, carga negativa.
Los neutrones, ninguna carga.
Los protones y neutrones están en el núcleo del átomo, y los electrones giran alrededor de él. Por ejemplo, el hidrógeno es el átomo más simple del universo: tiene un solo protón en el núcleo y un electrón orbitando. Eso le da una estabilidad eléctrica.
Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con que tu perro esté mordiendo una silla?
Pues bien: la tela y la madera son compuestos diferentes. Como notaste, la tela es más suave que la madera. Esto se debe a que, en la tela, los átomos están más separados unos de otros, mientras que en la madera están más juntos y más organizados. Esa estructura hace que la madera sea más resistente y difícil de romper… incluso para los dientes de tu perro.
Así que, en el universo, existen millones de cosas que puedes ver, tocar e incluso oler —como el exquisito aroma de una carne asada, un avión, la luna o tus vecinos—, pero todo, absolutamente todo, está hecho de átomos.
Ahora ya lo sabes: si se te cae un plato y se rompe, es porque sus átomos están más separados que los de una bola de acero, que es más compacta y resistente.
En este artículo hablamos de la materia, pero también existen cuatro estados de la misma: sólido, líquido, gaseoso y plasma.
¡De eso hablaremos en los siguientes artículos!
Nos vemos,
Te saluda tu amigo de ciencias,
Megatronman
