Es frecuente encontrar que a los miembros de esta cultura se les dé el nombre de aztecas, lo cierto es que es más correcto llamarlos mexicas. De hecho, se dice que otros pueblos llegaron de Aztlan, por tanto también serían Aztecas. La primera denominación deriva de Aztlan, el lugar de origen del grupo, al parecer situado al noroeste de Mesoamérica. En la época prehispánica era común que los miembros de una sociedad recibieran su nombre conforme al lugar en que vivían. Es por ello que, una vez que fundan en hacia 1325 d.C. su capital México-Tenochtitlan, deciden llamarse a sí mismos mexicas o tenochcas. Los de la ciudad gemela de Mexico-Tlatelolco se identificarían como tlatelolcas.
Los mexicas, también conocidos como aztecas, fueron un pueblo de origen nómada que logró fundar una de las civilizaciones más poderosas de Mesoamérica. Al establecerse en Tenochtitlán, en medio del lago de Texcoco, comenzaron sirviendo como guerreros mercenarios a otros pueblos más poderosos, como los de Culhuacán y Azcapotzalco. Su habilidad en el combate y su astucia política les permitieron ascender poco a poco.
En 1375, los mexicas lograron que Acamapichtli fuera reconocido como su primer tlatoani, iniciando una dinastía que los llevaría a la cima del poder. A través de alianzas matrimoniales y campañas militares al lado de los tepanecas, los mexicas participaron en conquistas clave en el valle de México. Conocían bien las tácticas de guerra de sus vecinos, lo que les dio una ventaja cuando se rebelaron contra sus antiguos señores.
La muerte del poderoso señor Tezozómoc en 1426 desató una serie de conflictos por el poder en Azcapotzalco. En ese contexto, los mexicas se aliaron con los texcocanos y los tepanecas disidentes de Tlacopan. En 1428, juntos derrotaron a Azcapotzalco y formaron la Triple Alianza, una coalición entre Tenochtitlán, Texcoco y Tlacopan. Esta unión no solo fue estratégica, sino también necesaria para administrar una región tan vasta y diversa, respetando las antiguas jerarquías y las redes de poder locales.
La Triple Alianza fue el punto de partida para la expansión del imperio. Bajo el gobierno de Moctezuma Ilhuicamina se extendieron hacia Veracruz y Oaxaca. Más tarde, con Axayácatl dominaron el Valle de Toluca, aunque sufrieron una dolorosa derrota ante los tarascos. Su sucesor, Ahuizótl, llevó las conquistas hasta Chiapas. En tiempos de Moctezuma Xocoyotzin, el imperio estaba consolidado y presionaba especialmente a los pueblos del centro y sur, como los tlaxcaltecas.
El crecimiento del imperio fue posible por una combinación de fuerza militar e inteligencia política. En Tenochtitlán, reformaron su gobierno y militarizaron la sociedad. Cuando enviaban embajadores a otros pueblos, les ofrecían una “amistad” que implicaba tributo y la aceptación de su dios Huitzilopochtli. A cambio, se les permitía conservar su religión y costumbres, aunque muchas veces se cambiaban a los gobernantes locales y se tejían alianzas mediante matrimonios.
Los pueblos conquistados también eran incorporados al ejército mexica y participaban en nuevas campañas. Sin embargo, no todo era aceptación: muchos pueblos se rebelaban, hartos de los altos tributos y el dominio extranjero. Aun así, los mexicas lograron construir uno de los imperios más amplios y complejos de su tiempo, hasta la llegada de los españoles, 91 años después de la creación de la Triple Alianza.
Fuente: Historia de México. Portal académico CCH. UNAM