Orgasmo y creatividad: la energía que escribe el mundo

Basado en la entrevista a Susana Caracheo, psicóloga y sexóloga.

Sexualidad y creatividad

En la conversación sostenida durante la Feria Virtual del Libro España, la sexóloga y escritora Susana Caracheo puso sobre la mesa un vínculo que rara vez se analiza con seriedad, pero que atraviesa la vida íntima y la vida creativa con la misma fuerza: el orgasmo como puerta a la creatividad.

Lejos del cliché o del morbo, sus reflexiones apuntan a lo esencial: para crear—en el arte, en la escritura o en la vida—necesitamos estar encendidos por la experiencia del placer.

El cuerpo como territorio creativo

Caracheo explica que el placer sexual no es solo un fenómeno físico: es un evento neurológico donde hormonas como la dopamina, la oxitocina y la prolactina activan las zonas cerebrales encargadas de la emoción y la recompensa. Es decir, el orgasmo coloca al cuerpo —y a la mente— en un estado de expansión sensorial que abre canales creativos.

La sexóloga lo resume de forma contundente:
“Orgasmo y creatividad provienen de la misma fuente.”

Para escribir —dice— necesitamos activar la misma disponibilidad que para gozar: una entrega al cuerpo, a los sentidos, a la emoción. Nadie escribe desde la prisa ni desde la contención; se escribe desde el fuego que recuerda que estamos vivos.

El olfato como puente

Uno de los datos más llamativos de la charla es que la prolactina —asociada al orgasmo— se canaliza hacia el olfato, un sentido profundamente conectado con la memoria emocional.
Esa relación explica por qué el aroma de una persona, una habitación o incluso un libro puede detonar un torrente de sensaciones.
La escritura nace también desde esa memoria que huele, recuerda y arde.

La educación del placer (o su ausencia)

Entre los casos clínicos que comparte, Caracheo insiste en un patrón preocupante:
el 65% de las mujeres nunca ha explorado sus genitales.
No conocen los puntos de placer ni las sensaciones que su propio cuerpo puede producirles. ¿Cómo comunicar entonces lo que desean? ¿Cómo habitar un orgasmo? ¿Cómo desbloquear la creatividad cuando la relación con el cuerpo está marcada por el silencio o la vergüenza?

Su proyecto “Tómale una foto a tu vagina/vulva” nace justamente para romper esta desconexión. Nombrar el cuerpo —dice— es el primer acto de libertad.

La cultura ha enseñado a las mujeres a cubrirse, callarse, cerrarse.
La creatividad exige lo contrario:
abrirse, sentir, permitirse.

Erotismo: el pulso de la literatura

La sexóloga recuerda a escritores que hicieron del erotismo un modo de mirar el mundo: Anaïs Nin, Henry Miller, Marguerite Yourcenar, Nabokov, Bukowski, Juan García Ponce.
Autoras y autores que escribieron desde la piel y no desde el deber.

Leerlos —explica— es entrar en contacto con un tipo de energía vital que también impulsa la creación:
“Hay que estar prendidos a la vida para escribir.”

Y esa vitalidad, en su forma más intensa y luminosa, se encuentra también en el orgasmo.

El orgasmo como aprendizaje

Caracheo desmonta un mito:
no existen las mujeres frígidas; existen las mujeres que no han sido educadas en el placer.
Lo mismo ocurre con hombres cuya eyaculación precoz no es un fallo fisiológico, sino una desconexión con el propio cuerpo.

El primer paso —dice— es desacelerar. Comer despacio, bañarse sintiendo el agua, observarse desnudos frente al espejo.
El erotismo se entrena.
La creatividad también.

Ambas requieren un desplazamiento del hemisferio izquierdo (lo racional, lo urgente) hacia el hemisferio derecho (lo sensorial, lo imaginativo).
Para gozar, igual que para escribir, hay que suspender el tiempo.

Cuando el cuerpo abre caminos

En la charla surge una idea sugerente: hay estudios que afirman que el cerebro, en el clímax, se vuelve más receptivo a afirmaciones, deseos o visualizaciones.
No se trata de pensar mientras ocurre —Caracheo admite que ella no podría—, sino de reconocer que después del orgasmo queda un espacio mental fértil, una claridad súbita.

Muchos escritores lo han descrito sin usar términos científicos:
después del placer, llega la frase perfecta, el giro inesperado, la decisión interior.

Hacia un mundo que se permite el gozo

La entrevistadora plantea una hipótesis luminosa:
si más personas conocieran el placer profundo, quizá seríamos un mundo menos violento.
Caracheo coincide: el erotismo es energía de vida; su opuesto —la represión, el miedo, la desconexión— es energía de muerte.

Promover la educación sexual, derribar tabúes, nombrar el cuerpo y habitarlo es también una forma de construir una sociedad más sensible y más creativa.

Un cierre necesario

La conversación con Susana Caracheo deja una afirmación que resuena más allá de la sexualidad:

Todo lo que despierta el cuerpo puede despertar la escritura.
Todo lo que enciende los sentidos puede encender la imaginación.

El orgasmo no es solo un acto íntimo: es una forma de regresar al propio centro, de activar la potencia creativa que habita en cada persona.

Y quizá —solo quizá—, como sugiere Caracheo, aprender a gozar es también otra forma de aprender a vivir.

Aquí está la entrevista: 

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