LA LUNA NO ES DE QUESO

El escritor francés Julio Verne, brillante expositor de la ciencia ficción, escribió una trilogía de novelas en la segunda mitad del siglo XIX sobre el posible viaje del hombre a la Luna, donde documentó los problemas que los científicos enfrentaban para realizar el proyecto en aquel entonces.

Cien años más tarde, en 1969, se dijo que un equipo de astronautas estadounidenses sí fue a Luna y aunque muchos dudan que el pequeño paso para el hombre haya tenido lugar efectivamente sobre nuestro satélite natural, sí cambiaron algunos conceptos sobre ese cuerpo celeste.

Tras ese viaje, se conoció que la Luna está hecha de piedra y no de queso, como se lo imaginaban muchos de nuestros antepasados, mi abuela incluida.

Con esto en mente e impulsados por la ambición y varios pretextos, los empresarios de la tecnología ya están volteando hacia la Luna con un proyecto que parece de ciencia ficción, aunque quizá sí lo dicen en serio, por disparatado que parezca.

Las empresas KIO Data Centers y Lonestar Data Holdings anunciaron que pretenden establecer centros de datos en la luna, en un proyecto que podría estar completo más o menos hacia el 2032.

Esto significa que literalmente se colocarían instalaciones de almacenamiento de datos fuera de este mundo, combinando bases terrestres, aparatos satelitales e instalaciones en Wtubos de lava o cráteres naturales de la superficie lunar, aprovechando la geología “para mayor protección y resiliencia de la información”.

Pero vamos por partes.

Un centro de datos es una instalación donde se guardan los datos de alguien que contrata el servicio con una tercera compañía, para almacenar la información que produce su trabajo diario.

Actualmente hay decenas o tal vez centenas de miles de estas instalaciones en este mundo. Pero como toda obra humana, los centros de datos tienen un límite y no sólo eso, sino que enfrentan varios retos, como que deben de estar en lugares donde no se presentan problemas por fenómenos naturales como inundaciones, terremotos o huracanes; sin demasiado calor o frío, lo cual reduce significativamente sus posibles ubicaciones, sin descuidar el hecho de que conectarlos a la electricidad y a los cables por lo que corre la información es increíblemente caro.

También deben encontrarse en lugares seguros y donde no sea fácil atacarlos físicamente para causar daño, además de que se deben enfriar y eso cuesta dinero y es complejo.

Con todo, la razón principal es el crecimiento exponencial en el número de datos que circulan por el mundo y deben ser procesadas en los centros de datos.

Para ponerlo en números, se calcula que en la actualidad se generan más de 402 quintillones de bytes de información al día, pero la proyección de estos números casi no cabe en la cabeza.

Se calcula que para 2027 la producción de datos llegará a 15 petabytes y se incrementará hasta 400 petabytes en 2032, para poco después llegar a medidas de exabytes y yottabytes

Para ponerlo más claro, un petabyte es un uno, seguido de quince ceros; un exabyte es el mismo uno, seguido de 18 ceros, en tanto un yottabyte es también un uno, seguido de 24 ceros.

Esto significa que la necesidad de almacenamiento crecerá astronómicamente en el futuro cercano y esa es la razón por la que ahora las empresas especializadas se están planteando, aparentemente en serio, llevar estas instalaciones a la Luna.

Claro que nadie se ha planteado algunos problemillas implícitos en esta solución. Por ejemplo, qué pasa cuándo se tiene que reemplazar una pieza.

No es algo sencillo mandar un técnico a cambiar algo que se descompuso, cuando la instalación está literalmente fuera de este mundo. Muchas cosas podrían salir mal, sin considerar los costos que implicarían los viáticos de esta hipotética persona.

Aún no está claro cómo se zanjarán estas pequeñas complicaciones, pero por ahora, parece que de verdad las empresas se están tomando en serio estos proyectos y están dispuestas a destinarles carretadas de dinero.

En todo caso, sólo el tiempo dirá si estos proyectos se realizan o se quedan simplemente en una aspiración.

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