¿Te has preguntado alguna vez por qué todas las cosas caen? Si lanzas una pelota hacia arriba, sube hasta cierto punto, se detiene un instante y luego regresa hacia abajo. Si saltas en un trampolín, siempre vuelves inevitablemente hacia él. La respuesta que solemos escuchar es sencilla: por la gravedad.
Pero entonces surge la duda: ¿qué es la gravedad y cómo funciona?
Un poco de historia
En el siglo IV a.C., Aristóteles pensaba que los objetos caían porque tendían hacia su “lugar natural” debido a su peso interno. Más tarde, filósofos como Vitruvio, Juan Filópono o Brahmagupta también reflexionaron sobre este fenómeno.
Ya en el siglo XVII, Galileo Galilei demostró que todos los cuerpos, sin importar su masa, se aceleran por igual en caída libre. En 1632 también enunció un principio básico de relatividad.
Poco después, Isaac Newton formuló la ley de la gravitación universal. Esta ley explica que la fuerza entre dos cuerpos (M1 y M2) es directamente proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que los separa:
F = G × M1 × M2 / d²
donde G es la constante gravitacional, un valor muy pequeño. Según Newton, la gravedad era una fuerza universal que hacía que un cuerpo masivo atrajera a otro menos masivo.
Einstein cambia las reglas
Dos siglos más tarde, Albert Einstein revisó la teoría de Newton. En su relatividad general mostró que la gravedad no es una fuerza invisible que empuja o tira de los cuerpos, sino el efecto de la deformación del espacio-tiempo causada por la masa y la energía.
¿Y qué es el espacio-tiempo? Es un modelo matemático en el que el espacio y el tiempo forman una sola entidad de cuatro dimensiones: tres espaciales y una temporal. Allí ocurren todos los sucesos del universo, desde que lees este artículo hasta la fusión de agujeros negros.
Einstein dedujo que todo objeto con masa deforma ese tejido espacio-tiempo, y esa curvatura es lo que provoca que otros cuerpos cercanos se muevan hacia él o lo orbiten. Por ejemplo, la Tierra nos atrae porque es mucho más masiva que nosotros; y el Sol, al ser más masivo que la Tierra, curva el espacio-tiempo a su alrededor y mantiene a nuestro planeta en órbita.
Una analogía sencilla
Puedes simular esto en casa. Toma una sábana y estírala de las cuatro esquinas. Coloca una bola de boliche en el centro y luego suelta unas canicas desde los bordes. Verás cómo la sábana se hunde con el peso de la bola, y cómo las canicas ruedan hacia ella, algunas quedando atrapadas y otras girando un poco antes de caer. Esa es una representación básica de cómo un objeto masivo deforma el espacio-tiempo y atrae a los cuerpos menos masivos.
Gravedad y ondas
Einstein también predijo que la gravedad se transmite en forma de ondas gravitacionales, que viajan a la velocidad de la luz. Esto significa que si el Sol desapareciera de repente, la Tierra no lo “notaría” de inmediato: pasarían unos ocho minutos (el tiempo que tarda la luz —y las ondas gravitacionales— en llegar desde el Sol a la Tierra) antes de que nuestro planeta dejara de sentir su atracción y saliera disparado al espacio.
En resumen
La gravedad es mucho más que una simple fuerza: es la curvatura del espacio-tiempo provocada por la materia y la energía. Sin ella, las estrellas, los planetas e incluso nosotros no podríamos existir.
Gracias por leerme. Te saluda tu amigo de ciencias, Megatronman.
¡Hasta el próximo artículo!