Escalofriante el dato que nos muestra la Secretaría de Salud de México: existe una alta prevalencia de la disfunción eréctil en hombres mayores de cuarenta años, es decir, estadísticamente hablamos de un 60% de la población.
Es doblemente preocupante cuando se guarda silencio porque genera ansiedad y esta lleva a la angustia, que altera las funciones fisiológicas provocando que se repita una y otra vez la eyaculación precoz.
¿Qué ha sucedido? Vivimos en un mundo vertiginoso, donde al ser todo rápido, no hay tiempo para disfrutar una comida, mucho menos una sobremesa. Con la conversación en voz de un amigo en el celular el GPT te lo resuelve, si el mensaje es muy largo, le pides que lo resuma y que tu respuesta sea en monosílabos, perdiéndose el tono y la dulzura de voz de tu amigo, tampoco tienes tiempo para la leer un libro con calma. Sobra decir que la corporalidad, el contacto sexual que es tan necesario, tampoco se disfrutan y ni qué decir del erotismo.
La línea terapéutica que sigo cuando llegan pacientes con problemas de eyaculación precoz es la cognitivo conductual, que significa reconocer y reforzar una conducta hasta hacerla hábito. Así les planteo:
—¿Cuánto tiempo tienes para comer?
—¿Disfrutas tu bebida cuando botaneas?
—Al bañarte, ¿lo haces como un requisito que hay que cumplir o disfrutas untándote el jabón?
—Perdón, doctora ¿me equivoqué de especialista? Porque lo que yo busco es una sexóloga.
—Estás en el lugar correcto —contesto de manera seria.
—Si es así, ¿por qué me pregunta esas cosas raras?
Pausadamente le digo. Si comes, hablas y trabajas con rapidez, ¿por qué habría de ser diferente en el sexo? Tu estás aquí porque no quieres que tu eyaculación sea rápido, ¿es así?
—Claro
—Así es que vamos a reeducar tu cerebro, aprenderás a disfrutar poco a poco. Desde ahora te sentarás a comer tus tres alimentos en silencio, sin sacar el celular para contestar el sinnúmero de mensajes que te llegan.
—Pero es que yo necesito…
—Tu baño será en calma, tocando tu cuerpo al pasarte el jabón.
—Y si me gusta y ¿me hago gay?
—Eso no pasará, es un prejuicio.
—Es que no me gusta mi cuerpo.
—Es necesario ir conquistando tu vida, tus tiempos, porque si no lo logras, es imposible disfrutar con tu pareja. El orgasmo no es el objetivo, sino el disfrute. ¿Sabes qué pasa? Que a los hombres se les ha enseñado que el pene es el centro gravitatorio de su masculinidad, entonces la sexualidad está en función de la potencia sexual y esta se estima en función del tamaño, la firmeza y las erecciones. Tristemente al hombre no se les enseña a estar, sino a hacer, porque al hacer pueden demostrar su masculinidad.
—Mi trabajo como terapeuta sexual consiste en que aprendan a disfrutar cada cosa que hagan para que se extienda a su sexualidad, no sólo con el mandato actual de excitarse en el menor tiempo posible que genera la eyaculación precoz, sino conquistando tu placer de forma que te disfrutes tú y disfrutes también en pareja.
—Ya me imaginaba yo, porque cuando era chiquillo, entraba al baño con las revistas porno que le descubrí a mi hermano, entonces tocaba mi mamá: Pepe, ya sal de ahí. Ya voy, mamá. ¿Qué tanto haces? Que ya voy. Empezaba a temblar de los nervios y entre que me masturbaba y veía aquellos cuerpos de chicas tan hermosas, solo me repetía, córrele, ya vente, rápido. Así que esa palabra de rápido se quedó en mi memoria para siempre.
—No, no para siempre, por ello estás aquí.
Nota: La eyaculación precoz es una falta de control sobre el reflejo eyaculatorio, es un trastorno de la fase del orgasmo en la relación sexual, en ella intervienen el estrés, la depresión y la autoconfianza. Es importante primero descartar que exista un factor físico como afecciones urogenitales, trastornos degenerativos, alteraciones vasculares, afecciones neurológicas, incluso la ingesta de medicamentos que contengan pseudoefebrina, como antidepresivos, antihipertensivos y antigripales. Si ello se descarta, adelante, el sexólogo tiene abiertas sus puertas para ayudarte.
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